Un estudio de la Universidad de Melbourne ha llegado a la
conclusión de que los niños que crecen en hogares de familias homosexuales
consiguen un mayor bienestar que los demás y son más sanos.
Y es que en el
estudio obtuvieron un 6% de mayores niveles de bienestar emocional y físico que
los hijos criados por parejas heterosexuales.
En otras cuestiones como la autoestima, salud mental y
comportamiento los resultados fueron muy similares en diferentes tipos de
familias.
Para ello han tenido que estudiar a 500 niños y 315 padres
de familias gays.
Claro está que hay de todo, pero este estudio ayuda a demostrar que criarse en parejas formadas por personas del mismo género no es en ningún caso perjudicial para el niño. A menos que los padres sean malos, que eso pasa tanto si son gays como heterosexuales.
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